Por medio de un importante elenco (Pablo Alarcón, Claudio Rissi, Ingrid Pelicori y Fabián Arenilla), Calderón se mete en la vida de un bandoneonista (Alarcón), que se reprocha constantemente el haberse quedado junto a su familia, en vez de seguir a su amigo Piguyi (Rissi) y a su orquesta de tango por el mundo.
Es justamente el espectro de Piguyi, muerto en Japón, quien lo pasa a buscar por su casa para llevarlo al más allá, luego de que el espíritu del difunto insista en descubrir los secretos que su esposa (Pelicori) e hija (Lucía Stella) le guardaron en vida.
"La muerte es un tremendo suceso inexorable que nos hermana a todos. En esta película hay una desacralización de ese episodio. No sé si las cosas son tan graves y tan lapidarias. La muerte es algo que los hombres guardan en los cementerios", dijo a Télam Calderón, quien trabaja en un guión sobre el avión secuestrado y desviado a las Islas Malvinas por un grupo de militantes nacionalistas liderados por Dardo Cabo en 1966.
La película del realizador de "Lucho & Ramos" (2009) y "Marc, la sucia rata" (2003) basó su guión en el libro homónimo de Alicia Muñoz, que también tuvo sus representaciones tanto en el teatro local, con dirección de Julio Baccaro y el protagónico de Luis Brandoni, como en las tablas uruguayas.
"Justo en lo mejor de mi vida" sucede en su mayoría dentro de una casa de barrio, de dos plantas y una terraza, por la cual las dos almas en pena vagan y debaten sobre los errores cometidos en vida y las posibles soluciones que debieron encontrarle.
No se trata puntualmente de momentos de congoja o arrepentimiento, sino de debates internos, que un mortal siempre tiene sobre qué hubiese sucedido si se hubieran tomado otras decisiones, como si se tratara de una remake de aquella dialéctica hegeliana y su "angustia" ante las elecciones que descartan a otras.
Télam: Más allá de la muerte, el tema central son las relaciones familiares.
Leonardo Fabio Calderón: Sí. La película pone el foco sobre la cotidianidad perdida por Enzo (Alarcón) y en que cada cual debería poner más atención en el otro. Colocarse en la piel de nuestros afectos y despojarse de especulaciones a futuro. Después de todo, en cualquier momento puede pasar cualquier cosa.
T: Los secretos tienen un peso importante también en estas relaciones familiares.
LFC: Uno puede mentir para huir o uno puede mentir para proteger, cuidar. No veo ninguna contraindicación en mentir para no dañar, cuidar y en abrazar a alguien contra una supuesta certeza dañina. Ahora, si mentís por marketing personal o por huir de tus propias faltas para no asumir responsabilidades, para no afrontar consecuencias molestas ulteriores, te quedaste en salita azul mientras te salían las canas.
T: Si bien hay una cuota humorística, la película, en sí, no lo es.
LFC: La risa sobreviene de la identificación de cada espectador. Verse en la pantalla grande expuesto en las miserias más inconfesables nos obliga a reírnos. La risa es salvadora. Si querés llamarle humor negro, se puede.
T: ¿Por qué relacionar al protagonista con el tango?
LFC: Que Enzo, el personaje principal, sea bandoneonista permite un poco extremar ese conflicto poético que es la nostalgia, la evocación de noches "inolvidables" y la añoranza de lo que no pudo ser. El tango es un actuante de la historia como cosmovisión argentina de "cómo deben ser las cosas" .
T: Además, llevás la historia a un barrio clásico de Buenos Aires, no a uno céntrico.
LFC: La película fue filmada íntegramente en el barrio de Saavedra, casi como una necesidad estética. El Piguyi y Enzo se criaron en ese universo y allí están para la despedida de las cosas más entrañables. Esas cosas que cuando nos toque partir no nos vamos a poder llevar. El barrio para ellos es la Patria y da el marco justo para que la historia pueda latir con plenitud.
T: ¿Fantaseas sobre ver cómo reaccionarían tus seres queridos ante la muerte?
LFC: Tengo miles de fantasías y ésta que mencionás no figura entre ellas. Conforme pasan los años vas sumando ausencias de familiares, amigos, gente entrañable y cuando los evocás siempre sobreviene esa pátina edulcorada que mejora a los que ya partieron. Seguro que yo también voy a mejorar en el recuerdo de los que me vean desde este lado.