El pasado sábado, el sitio web oficial de la municipalidad, comunicó como un hecho de inmejorable gestión, el inicio del riego de las calles con camiones tanque.
Con anterioridad los proveedores, al igual que las distintas áreas municipales conocieron la decisión del Ejecutivo de no emitir más órdenes de compra hasta que comience el nuevo año fiscal, situación que complejizó el funcionamiento general del municipio.
Entonces, y dadas estas directivas económicas la pregunta que se hace la ciudad es como se contrató un servicio de riego para las calles de la ciudad sin la existencia de las formalidades de ley. Algunas fuentes allegadas a la administración responden esta pregunta manifestando la existencia de una licitación privada, dado los montos de la contratación que superarían los valores de la contratación directa del servicio, pero dicha licitación no ha sido publicada por el municipio, ni tampoco por el boletín oficial; hecho este que hace presuponer que se ha puesto a trabajar al proveedor y que se le paga con deuda vieja este servicio. Así, se genera una nueva deuda, sin formalizar, para el próximo año 2018. La metodología aplicada por la administración Barrera seria la siguiente: Pone a trabajar un proveedor (con el cual mantienen una deuda) con el compromiso de ir pagándole por semana esa deuda vieja, mientras transcurre el tiempo de confección de los pliegos de licitación y se termina el año fiscal para comenzar a pagarle el próximo año el servicio prestado en este.
Las necesidades operativas de las distintas áreas municipales (que se ven en la obligación de prestar servicios puntuales durante la temporada), tales como playa, turismo, salud y otras, llevan en más de un caso a tener que valerse de un mismo proveedor para distintas tareas.
Los números de la Hacienda del municipio están en rojo y a pesar de los aumentos de las Tasas solicitados por el Ejecutivo, estas formas de contratación son parches para hacer de cuenta que se están prestando los servicios de una manera regular, cuando en rigor son los proveedores que en su afán de sostener fuentes de trabajo y por su amor a la ciudad terminan sirviéndole de muleta a un gobierno municipal que ya no camina.
