En resumidas cuentas, el film transcurre en dos mundos paralelos: “Fantasía” mundo donde vive un joven guerrero llamado Atreyu, quien inicia una búsqueda para hallar una cura a la enfermedad que padece su pueblo y que lo está matando lentamente.
Por otro lado, el mundo real, protagonizado por un niño llamado Bastian, huérfano y humilde, quien lee la novela y para quien la historia se vuelve cada vez más real.
No en vano les recuerdo esta anécdota. Creo que es momento de que nos demos cuenta que hoy los geselinos, vivimos en Fantasía. Vivimos en un bello pueblo reinado por una tropa de supuestos guerreros que junto a un cacique demente han iniciado un camino hacia una supuesta salvación, un camino en búsqueda del antídoto a una enfermedad endémica que ellos mismos causaron.
Esta enfermedad se llama inacción y omisión y tiene un sinfín de síntomas como el deplorable sistema de salud, la inseguridad, el poco criterio para realizar obras públicas, la falta de empleo y de construcción, y quizás el más evidente de todos en estos días: el deficiente (o mejor dicho, paupérrimo) servicio de transporte público.
El problema es que en la versión geselina de “la historia sin fin”, este mundo paralelo y fantasioso, protagonizado por guerreros inmuscuidos en una lucha entre poderosos que ciertamente es digna de hacer pochoclos y sentarse a ver… tiene un impacto en el mundo real. Esta lucha la pagan los más humildes, la pagamos (me incluyo) los vecinos geselinos.
Mientras el Ejecutivo local pierde el tiempo (o si lo vemos desde otra perspectiva, lo gana…), mientras que lo que opine la UTA tenga mas peso en la toma de decisiones que lo que aclama el pueblo y mientras sigamos poniendo palos en la rueda a los que desean efectivamente actuar de buena fe,
Bastian (en nuestra versión local: el pueblo geselino) va a seguir viendo este panorama cada vez más difícil y más real.
Y si Bastian en esta historia era huérfano y humilde, Gesell es doblemente huérfano (porque tiene un poder ejecutivo que no lo defiende y una presidencia del HCD que es obsecuente y no se planta como es debido) y es doblemente pobre porque este gobierno que se jacta de tener puesta la camiseta del pueblo no solo no le da respuestas a sus demandas, sino que le pone palos en la rueda hasta para ir a laburar.
Todo es muy confuso. Lo único claro es que Gesell hace rato dejo de ser Disney, acá no existe el sueño posible. Ya ningún sueño se hace realidad.