En busca de su sueño de actor, a los 18 años D'Elia abandonó su casa en La Plata y se mudó a un hotelito de Solís y Alsina. “Era un lugar terrible pero yo quería mi independencia y era un tanto orgulloso”. Eran tiempos de malaria y el actor buscó maneras de rebuscársela sin pedir ayuda a sus padres. "La profesión propiamente de actor conlleva inestabilidad. En su momento íbamos a varios colegios y hacíamos cosas medio circenses. Algunas cositas patéticas y otras un poco más dignas".
Fue entonces que sorprendió al contar que entre las actividades tuvo que disfrazarse de perro. "Me disfrazaba de un perro gigante para repartir folletos en la calle en Villa Gesell para que vaya la gente al canódromo. Hoy estaría prohibidísimo, obviamente", reveló en Infobae. Las carreras de perros de cualquier raza y pelaje están prohibidas en la Argentina desde el 16 de noviembre de 2016 cuando se sancionó sancionó la ley 27.330 que inhabilita la práctica de manera absoluta.
D´Elia recordó que lo terrible no era solo disfrazarse sino lo que pasaba cuando salía a cumplir con su trabajo. "Me mordían los perros de verdad porque veían un muñeco grandote y me iban directo al tobillo. Los nenes me pegaban mucho en la cara porque mi cara estaba a la altura del pecho", contó. Para tratar de protegerse "Tenía unas manoplas de gomaespuma y con eso trataba de cubrirme", cerró su relato.