El muerto se fue de rumba” fue, es y será de esas canciones que marcaron una época. Pero que, además, llegaron a esta vida y a este mundo para trascender y romper líneas temporales. Lanzada en 1995, fue el tema más popular de la banda argentina “Las Sabrosas Zarigüellas”, tanto que -para muchos argentinos y argentinas- fue el único tema de la banda. Pero, también en 1995, y en el mismo disco -que llevaba el mismo nombre de la banda- estaba incluido el también hit “No se va”, mientras que en 1997 presentaron “Quién te quita lo bailado”. Pero, claro, ninguna de estas creaciones tuvo el éxito ni la difusión de “El muerto se fue de rumba”.
En su momento de mayor esplendor y éxito, la banda hasta fue víctima de una de las clásicas cámaras ocultas de VideoMatch (en 1997) y con Valeria Lynch como cómplice. Sin embargo, la historia de “Las Sabrosas Zarigüellas” no tuvo un final tan alegre como aquel ritmo que contagiaban -y contagian- con su música, aquella que combina lo mejor del mambo, la salsa y la música tropical. Y es que su cantante Matías Conte falleció en abril de 2021, siendo una de las cientos de miles de víctimas de la pandemia de Covid-19 en Argentina.
Veinte años antes del fallecimiento del artista -y 5 años antes del lanzamiento de “El muerto se fue de rumba”-, en la peatonal de Villa Gesell, había comenzado a escribirse la historia de “Las Sabrosas Zarigüellas”. Una historia que incluyó una fama y notoriedad destacables y un ascenso meteórico en la escena artística argentina. Y, aunque no volvieron a tener el rodaje que tuvieron en aquellos años dorados, en 2011 presentaron su último disco como banda.
DE LA PEATONAL DE GESELL A SU MEJOR MOMENTO
Verano de 1990. La peatonal de Villa Gesell, en la costa atlántica bonaerense, se convirtió en el punto de encuentro de un grupo de músicos adolescentes que tocaban “a la gorra” (juntaban dinero a voluntad de quienes se acercaba a oírlos, o simplemente se entretenía con la música al paso).
Con sus instrumentos y la vía pública como escenario, un joven de pelo largo, bigote y barba fina se destacaba con su voz, mientras que sus compañeros lo secundaban -perfectamente- con los instrumentos. Ya de regreso en Buenos Aires, sumaron a algunos músicos más y entendieron todo: era el momento de brillar.
Pubs y discotecas de la Ciudad y Provincia de Buenos Aires fueron las primeras locaciones de los shows de estos jóvenes post temporada callejera en Gesell. En simultáneo, debían alternar esta incipiente carrera artística con las clases en el colegio secundario. A diferencia de otras bandas que también giraban por la época y tenían sus fechas y presentaciones, estos jóvenes rompían los esquemas del mainstream con un ritmo al que no cualquiera se atrevía cualquier artista: la salsa.
El año bisagra para “Las Sabrosas Zarigüellas” fue 1995, cuando firmaron un contrato discográfico con Sony Music. Ese mismo año presentaron su primer disco, también llamado “Las Sabrosas Zarigüellas”, y allí estaba incluido el tema que se convirtió en su himno distintivo: “El muerto se fue de rumba”.
