Ariel Paniagua, el árbitro amateur que recibió una brutal agresión en un torneo de fútbol, rompió el silencio luego de que Williams Alexander Tapón se quitara la vida y su familia lo acusara de extorsión.
"Lo primero que se me cruzó por la cabeza fue que, tranquilamente, pude ser otro Fernando Báez Sosa, pero como dije, Dios no quiso llevarme, por suerte para mis hijos a los que debo mantener", contó Paniagua, en una entrevista con Clarín, en relación al famoso crimen que cometieron unos rugbiers en Villa Gesell y que terminó con cinco cadenas perpetuas y otras tres a 15 años de prisión.
Y agregó: "Yo lo único que hice fue ir a ganarme el mango porque tengo que darles de comer a mis cuatro hijos. Me pagan dos lucas, dos lucas y media ($ 2.500) por partido y a veces tenés que hacer cinco, seis por día para juntar una cifra un poco más grande".