Los ocho rugbiers que fueron condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa pasan sus días en la alcaidía de Melchor Romero, a la espera de ser trasladados a un penal, con visitas de sus familiares y la conexión al mundo exterior por medio de mensajes de textos de sus teléfonos celulares.
A cinco meses de que el Tribunal Oral en lo Criminal número 1 de Dolores los haya condenado, los ocho jóvenes siguen apartados de los otros presos en Melchor Romero al ser considerados todavía "prisioneros de riesgo".
Todas las semanas reciben la visita de sus familiares y solo se permite el acceso a cuatro de ellos, salvo uno de los jóvenes que solicitó que se le sume un integrante más.
En las últimas horas trascendió que los jóvenes tiene acceso a dos celulares pero que ninguno posee redes sociales, solo permite mandar mensajes de texto.
Asimismo, tienen asistencia psicológica y quién más accede a esa ayuda es Thomsen, el principal acusado implicado en la causa por ser quién más atacó a Fernando aquella madrugada trágica.
Al estar apartados de los otros presos pasan 20 horas diarias en sus celdas de 2 por 2 metros y cuentan solo con cuatro horas diarias para realizar actividades en el patio o dentro de la prisión.
"En estos casos de detenidos 'famosos' se intenta preservarlos porque siempre generan algún tipo de reacción", dijeron en la penitenciaría lo que remarca la posición de que estén alojados en otro cuerpo de la cárcel.
