Por: Dra. Cecilia Roma
Hacia el año 1979, Lorna Wing y Judith Gould, descubrieron y definieron la tríada de Wing. Esta tríada condensa las tres áreas deficitarias en el autismo:
• las habilidades sociales,
• la comunicación y
• los comportamientos repetitivos o restrictivos.
La versión actualizada del DSM5 sintetiza esta tríada en dos aspectos propios del trastorno:
• deterioros de la comunicación social
• patrones de comportamiento restringidos y repetitivos
El autismo engloba una serie de alteraciones relacionadas con el desarrollo, generadas por ciertas anomalías en el cerebro, considerado un trastorno del sistema nervioso central (Cohen y Shaywitz, 1982). El trastorno del espectro autista genera dificultades para comunicarse y relacionarse socialmente en el entorno, y además presenta patrones de comportamientos y movimientos repetitivos.
Hacia el año y medio aproximadamente los padres comienzan a notar que algo raro está ocurriendo, a pesar de que hasta ese momento el niño presentaba un desarrollo normal.
Durante este primer año puede observarse, sin embargo, la ausencia del acto de señalar.
Hacia los 18 meses, los padres describen las primeras manifestaciones de alteración en el desarrollo. El niño pierde el lenguaje adquirido. Muestra una sordera paradójica, y no responde cuando se lo llama ni cuando se le dan órdenes, y en cambio, reacciona a otros estímulos auditivos (por ejemplo, los anuncios de televisión). Deja de interesarse en la relación con otros niños. Gradualmente se observan conductas de aislamiento social. No utiliza la mirada y es difícil establecer contacto ocular con él. Por otro lado, la actividad funcional y el juego con los objetos es muy rutinario y repetitivo. No muestra ni desarrolla actividad simbólica. Hace casi siempre las mismas cosas rutinas y rituales. Muestra oposición a cambios en el entorno y se perturba emocionalmente, a veces, de forma intensa, cuando se producen cambios nimios. (Valdez y Ruggieri, pp. 21, 2012)
Según el DSM5 los trastornos del neurodesarrollo como su nombre lo indica, inician en los comienzos del desarrollo infantil. Conllevan deficiencias en el funcionamiento social, personal, escolar. Los rangos son amplios, pudiendo abarcar hasta deficiencias de las habilidades sociales o intelectuales cuestión que impacta en el desempeño de las actividades de la vida diaria, la vida independiente y proyectos a futuro. Estas condiciones pueden observarse a partir del segundo semestre de vida, especialmente el último trimestre del primer año. El trastorno puede ser comórbido con discapacidad intelectual o déficit de atención con o sin hiperactividad.
El Trastorno de Espectro Autista incluye los diagnósticos ya establecidos en el DSMIV:
• trastorno autista
• trastorno de Asperger
• trastorno degenerativo de la infancia y
• trastorno generalizado del desarrollo no especificado
Se define de este modo, como una única categoría permitiendo detallar las características asociadas de cada persona.
Todavía es necesario especificar el grado de gravedad:
Grado 3: El sujeto necesita ayuda muy notable
Grado 2: El sujeto necesita ayuda notable
Grado 1: El sujeto necesita ayuda
Baron-Cohen et al. (1985) ha propuesto un déficit cognitivo con múltiples alteraciones neurológicas que implican múltiples manifestaciones conductuales. La comprensión de la falsa creencia en autismo significa la comprensión de los estados mentales de sí mismo y de los otros, es decir, el comportamiento social, es lo que se denomina “teoría de la mente”.
Este autor agrega tres módulos funcionales:
• DI: detector de intencionalidad
• DDM: detector de la mirada
• MAC: mecanismo de atención compartida
El modelo del déficit de la teoría de la mente presenta actualmente un nuevo enfoque evolutivo, en donde se detalla que esta teoría no es algo que se tiene o no se tiene, sino que puede presentar diversos niveles de afección. Inclusive también se adquiere, se entrena, aunque posiblemente de forma peculiar y tardía, por ejemplo, a través de talleres de desarrollo de habilidades sociales (Valdez y Ruggieri, 2012).
Un recurso importantísimo para la intervención implica la participación de la familia.
Como estrategias para el desarrollo, la interacción y la comunicación se pueden describir:
• Darle al niño una razón para comunicarse y luego esperar
• Seguir su iniciativa
• Conectar con juegos interactivos e inclusive canciones
• Ayudar al niño a comprender lo que uno dice
Otras estrategias suponen trabajar con el niño recursos anticipadores de las actividades diarias o eventuales para evitar la frustración y la angustia que le puede generar la incertidumbre de lo que vendrá. Por ejemplo, emplear relojes digitales así el niño sabe cuál es el horario de determinada actividad o las agendas en donde están detalladas las actividades cotidianas además de los comunicadores como herramientas facilitadoras de una comunicación alternativa.
Para profundizar se sugiere la lectura del libro “Autismo, del diagnóstico a tratamiento” compilado por Daniel Valdez y Víctor Ruggieri (2012).
Dra. Cecilia Roma
MP-048845 PBA
Dra. Cecilia Roma