En la ocasión, se escucharon testimonios de familiares de víctimas de mala praxis. La mamá de Nicolás Deanna, nuestra vecina Gabriela Covelli, pidió que la norma no “tape”, en nombre de la confidencialidad, a los malos médicos. Los diputados adelantaron que ya trabajan en un borrador de dictamen unificado.

 

Para abrir la reunión, la presidenta de esa comisión explicó que el objetivo del encuentro era "escuchar a la sociedad civil, a los que han sido partícipes de alguno de los procesos que con esta ley queremos evitar”.

 

A su turno, el diputado Fabio Quetglas (UCR), autor de uno de los proyectos de Ley Nicolás, afirmó que “cuando uno legisla se supone que tiene que poner distancia para producir un elemento técnico que le permita al Estado funcionar, pero no es menos cierto que lo generamos porque queremos un marco convivencial mejor”. 

 

La autora de otro proyecto en debate sobre el tema, la oficialista Mónica Macha (FdT) adelantó que con Quetglas ya están conversando para unificar sus proyectos en un texto consensuado. También reveló que se está trabajando en conjunto con el Ministerio de Salud de la Nación y con el Comité de Seguridad del Paciente del Hospital Posadas.

 

"La idea es que sea un proyecto integral, que nos permita humanizar al sistema de salud, ya que cuando vamos a la práctica, muchas veces aparecen instancias que generan lo contrario a la idea de seguridad del paciente”, afirmó la diputada del Frente de Todos.

 

El testimonio más esperado fue el de Gabriela Covelli, madre de Nicolás Deanna -que le da nombre a la Ley- presidenta y fundadora de la ONG “Por la vida y la salud, por vos, por mí y por todos”. "Por fin nuestra voz es escuchada", inició y contó el caso de su hijo.

 

“Nicolás empezó un día de 2017 con un muy fuerte dolor de cabeza, pero como somos una familia que no nos automedicamos llamamos al médico de la familia”, relató y prosiguió más adelante: "El médico sólo lo miró, no le hizo los controles típicos de rutina, y nos dijo que estaba estresado y muy contracturado”. “Y hasta nos mandó a respirar al mar", enfatizó con la voz quebrada y nerviosa en medio de una sala que la escuchaba atentamente.

 

"Luego de cuatro consultas por día durante varios días a ese médico y cuando Nicolás ya volaba de fiebre, lo llevamos al hospital público y recién ahí tuvo un tratamiento humanitario, pero ya era tarde”, contó y reveló que “recién durante el juicio se enteró que su hijo tenía meningitis”. Así como defenestró al médico que primero atendió a Nicolás, también destacó el trabajo de los médicos del hospital público: “Nos abrieron la terapia intensiva para que estemos junto a Nicolás en los últimos días. Lo bañaban y perfumaban todos los días. Tenía daño cerebral irreversible".

 

Luego, Gabriela denunció al médico de cabecera en el Colegio de Médicos y no pasó nada. “No conozco un solo médico suspendido por el Colegio de Médicos por haber matado a alguien de una manera tan cruel, el fiscal investiga una causa penal, el Colegio de Médicos tiene que preservar la vida y la salud de la población”, objetó. 

 

A los diputados les pidió no confundir la confidencialidad con "tapar". "Necesitamos una Autoridad de Aplicación que no discrimine, pero que tampoco tape"; exigió y agregó: "Esta Ley es indispensable y urgente y no admito que nos pongamos a ver nimiedades". “Esta es una epidemia silenciada, vengo desde hace 6 años pidiendo un control en el acto médico”, finalizó.