El lunes, a las 7 de la mañana, Luis Filippone salió de su casa y encontró su automóvil con un vidrio roto y algunos abollones. Las huellas eran claras. Habían subido por el capot del auto y atacado el vidrio que tiene en el techo –un Peugeot 207-. El primer pensamiento fue el de un robo; pero no había faltantes a la vista. El ser un día de semana, descartó la posibilidad que adolecentes –en medio de una borrachera- hayan ido sobre el auto en forma azarosa, como un ataque vandálico.
Pensándolo fríamente, todo hizo suponer -al hermano de Cynthia Filippone, la artesana asesinada en su casa en el mes de mayo de 2014- que se trató de un mensaje intimidatorio.
Luis concurrió a la fiscalía y presentó el caso. Quiso sumar el hecho, al caso de su hermana. Aunque en primera instancia la denuncia fue recepcionada por el fiscal Elizarraga (con quien ha tenido diferencias) el abogado de la familia Filippone gestionó es pase a la otra fiscalía (donde se investiga el asesinato de Cynthia).
Una semana antes de que el auto aparezca violentado, un hecho similar ocurrió en la puerta de la casa de los Filippone.
Una camioneta utilitaria embistió –a gran velocidad- un auto similar (Peugeot 206) al de Luis, del mismo color (gris), que estaba parado inmediatamente atrás del de él. Las cámaras de seguridad de la casa demostraron que la camioneta chocó de lleno (sin intentan evitar la colision) para luego huir raudamente.
Ambos casos hacen sospechar que se busca amedrentar a Filippone, en el marco de la lucha que lleva adelante para esclarecer el asesinato de su hermana.
Los tres imputados del homicidio están en libertad, al igual que la pareja y el hijastro de Cynthia.