Hace más de 7 años atrás, Barbará y Marcos, se convirtieron en padres de Valentina. Tres años más tarde, la pareja tuvo a su segundo hijo: Agustín. Al poco tiempo se separaron, como muchas parejas.
La mamá, junto a sus dos hijos continuó vivienda en el sur de la ciudad y siempre allegada a la familia de su ex pareja, incluso más que el propio Marcos.
Al ser numerosa, la familia de Barby –como le dicen las amigas- no podían ayudarla con mucho en la crianza de Valentina y Agustín, aunque siempre estuvieron a su lado. Ella, junto a los dos niños, se mantuvo cerca de la mamá y de la hermana de Marcos.
Por su parte, el padre de Valen y Agus tuvo que -durante algunos meses- dejar Villa Gesell, por razones laborales. Barby, estuvo durante un tiempo sin trabajo, por lo que la familia paterna de los chicos se hizo cargo de las primeras necesidades. El jardín 903 acobijó a los hermanos durante los primeros años de la infancia.
En 2014, Barbará descubre el mundo de la fotografía. Con él, a una amiga. Y luego, al primo de su amiga: Leandro Sarli. A mediados de ese año, Barbará comienza a viajar a Buenos Aires y comienza un romance con quien meses más tarde se convertiría en el asesino de su hijo.
Mientras realizaba los trámites para poder llevarse a sus hijos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la madre dejaba a sus hijos a la guarda de la hermana de Marcos y ella pasaba días y hasta semanas enteras con su nueva pareja.
Cuando a fin de año tenía todos los papeles en orden y los chicos habían terminado las clases, Barbara volvió a Gesell, tomó a sus hijos y se fue al barrio porteño de Flores. Allí, alquilaban un departamento junto a Sarli. Para mantenerse económicamente, él tenía una peluquería y ella trabajaba de camarera. En ese departamento no solo vivía Leandro, Barbará y sus dos hijos. También un niño, producto de una conflictiva relación anterior de Sarli, estaba junto con ellos. Una niñera ayudaba en los quehaceres del hogar.
En el mes de abril, algunos familiares y amigos de Barbará comienzan a alarmarse por señales que daban cuenta de posibles episodios de violencia –de parte de Sarli- contra ella. Como si no pasara nada, la mujer intentaba esquivar las preguntas de sus familiares con respuestas “increíbles”. Una vez, una amiga le vio marcas en su cuerpo, y ella quiso justificarlas con que serian producto de juegos sexuales; a su propio padre le habría dicho que era porque se había caído en la bañadera y otros le reconoció que existió un acto violento- por parte de su pareja-, pero que fue solo una vez.
Casi a mediados de mayo, Marcos (el papá de Agustín), como Sebastián (el abuelo materno) y el resto de la familia, ven por última vez al nene de 5 años. En esa ocasión les llama la atención la falta de 3 dientes en el rostro de Agustín. La mamá le explicó a cada uno que preguntó por ello, que su hijo se había caído y perdido las tres piezas dentales.
Con todos estos antecedentes, hubo una persona que no aguantó más y e planteó la situación que creía que estaba pasando en Buenos Aires. Fue Estefanía, la hermana de Marcos. Ella -quien estuvo durante varios meses al cuidado del nene- tenia la corazonada de que algo malo pasada. Y se lo hizo saber a Barbara. Pero ella, lejos de confesarle lo que realmente pasaba, fue a quien destino el texto en facebook que –una vez muerto Agustín- recorrió los medios nacionales. Barby defendió a Sarli, ante los planteos de la tia de los nenes. Hasta el propio Sarli envió por privado un mensaje intimidatorio a Estefanía, para que no siga hablado de él y lo que pasaba en su casa. Ambos –Leandro y Barbara- bloquearon a la hermana de Marcos en sus cuentas de facebook, creyendo que asi la verdad nunca saldría a la luz.
Solo pasaron diez días y llegó el peor desenlace. El domingo 7 de junio, Agustín murió en el hospital Piñero, producto de la golpiza que le propinó su padrastro.
