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La Región

Justicia por Rubio: Se conoció la sentencia para el hombre que ató al perro comunitario a su camioneta, lo arrastró y mató

20-05-2022 El hecho ocurrió en agosto de 2019 en Mar del Tuyú, tras una fuerte campaña de vecinos y proteccionistas la causa por Rubio sigue avanzando y se conoció cuál sería la sentencia.

A mediados de agosto de 2019, un hombre ató en su camioneta a Rubio, un perro callejero que vivió cinco años en la estación de servicio en ruta 11, en Mar del Tuyú, lo arrastró hasta matarlo y tras la lucha de vecinos y proteccionista se llevó el caso a la justicia y en las últimas horas, se conoció el fallo inédito.

Después de una gran campaña, habrá justicia por “Rubio”, el perro callejero que vivió por más de cinco años en Mar del Tuyú y que fue asesinado bestialmente por Adrián Rodríguez, un vecino del lugar, quien era dueño de una casa de pesca. La muerte de Rubio generó indignación, bronca, marchas, reclamos, denuncia y finalmente terminó en juicio. Esta mañana se conoció el fallo inédito y la sentencia que recibirá su asesino.

El abogado Alejandro Trigo que interviene en la causa informó que:Hemos llegado a un punto de inflexión en el proceso penal, un nuevo quiebre real en la Causa RUBIO que quizá impulse un cambio en algunos criterios actuales".
Primero: la causa ya tiene SENTENCIA.
Y esa sentencia es CONDENATORIA.
Pero eso es el principio del final.
Esa sentencia aún no está firme.
Y esa sentencia implica o contiene:
1) La condena a 1 año y 6 meses de prisión de ejecución condicional (en suspenso)
2) El DECOMISO del vehículo utilizado para cometer el delito (quizá la parte más trascendente en este caso puntual, algo que se sostuvo desde el mismo inicio de la causa, no por una cuestión económica sino por la jerarquía de valores y derechos en juego)
3) Varias reglas de conducta a cumplir
4) Las costas del proceso
5) Se reconoce a los demás Animales como seres sintientes y con derechos propios
6) Rubio es mencionado 35 veces en su texto (sólo un dato)
Ahora trataré de explicar algunas cuestiones técnicas (quizá aburridas pero también quizá necesarias) de lo que pasó y espero sepan comprender si se hace extenso.
La sentencia llegó por medio de lo que se denomina “juicio abreviado”, es decir, sin debate oral y público.
Transitar el proceso penal puede ser un camino con muchas vallas y piedras para las Víctimas, para quienes pretenden llegar a una Justicia como valor o ideal y que muchas veces se aleja de la justicia como actividad humana.
Dentro de esas piedras están los “derechos y beneficios” de los que gozan las personas imputadas de delitos. Porque una cosa es hablar de garantías constitucionales (debido proceso) y otra de derechos y beneficios de los imputados que, en algunos casos, pueden dejar a su capricho ciertas instancias del proceso penal. Uno de los beneficios es el acogimiento al “juicio abreviado”. Eso es lo que tenemos y con lo que tenemos debemos “jugar”, luchar y esforzarnos, pensar y utilizar las estrategias necesarias.
¿Qué implica un juicio abreviado?
Básicamente consiste en formalizar un acuerdo entre el imputado, su defensa y la fiscalía que interviene, en el que se reconoce la responsabilidad y participación en el hecho, se consiente la calificación legal del delito y la base de los hechos junto a la prueba, y se consiente una pena y su “alcance”.
En ese “alcance”, no es habitual que se pongan en discusión las “accesorias” a la pena principal. Mucho menos en este tipo de causas.
Es que hasta hace no mucho tiempo las causas penales en las que se investigan hechos de violencia hacia los demás Animales (malos tratos y crueldad) concluían, mayoritariamente, con obligaciones de entregar “balanceado” (así despectivamente sin detallar siquiera la calidad, por ejemplo), algunas horas de tareas no remuneradas en favor del estado (tareas comunitarias) y algunas otras reglas de conducta.
El decomiso en éste caso particular y por las características del bien, marca por un lado, que VALE MÁS la vida de “un simple perro” que el derecho de propiedad de cualquier humano; y por otro “eleva” las condiciones para medir otros casos haciendo que ya no sea tan fácil o simple acordar entre cuatro paredes la entrega de 2 bolsas de alimento para no recibir condena o para que la prisión no se haga efectiva.
Solamente hemos transitado una parte más del proceso penal.
Ni más, ni menos.
Pero sin ese proceso penal no existiría el nombre de Rubio en una causa.
Sin ese proceso penal no existiría sentencia.
Sin ese proceso penal no existiría condena de prisión.
Sin ese proceso penal no tendríamos el decomiso del vehículo.
Transitar ese proceso penal no fue fácil.
Hubo trabas, hubo negativas, hubo miedos, hubo desconciertos, hubo de todo.
Pero sobre todo, en este proceso penal, estuvimos desde el principio del lado y al lado de Rubio, pidiendo por Él y por quienes lo quisieron.
Hubo mucho trabajo para llegar a éste punto y que no quedara más alternativa que la condena.
¿Falta?
Sí, mucho.
En el proceso falta que la sentencia de condena quede firme.
En los organismos del estado en general falta mayor compromiso con estas causas.
En el “sistema” falta una verdadera “perspectiva de derechos Animales”.
En los legisladores (nacionales y provinciales) falta verdadero compromiso de cara a la sociedad toda (incluyendo a los demás Animales) y que se sienten a proyectar cambios radicales en las normas para que los procesos no sean sólo una instancia que los imputados eligen transitar a la espera de hacer valer sus derechos y que esos derechos se reduzcan a pedir beneficios que deberán ser oídos sin discusión.
En la sociedad falta que debatamos aún mucho más cómo queremos ser, a quiénes debemos incluir, a quiénes debemos reconocer derechos plenos, si el uso de los demás sigue siendo ético y viable, si sólo nos duele cuando se tortura a algunos...
Falta mucho, mucho más.
Porque no hay que conformarse, hay que seguir luchando y gritando.
Pero RUBIO nos dijo que NO vale más el derecho de propiedad de un humano que la vida de un “simple perro”, porque nunca se trató ni se tratará de un simple perro. Lo charlamos y lo pedimos. Nos escucharon.
Y repetiré siempre que en un proceso penal no hay ganadores y perdedores.
Ya perdimos todos como sociedad, y las Víctimas directas (Rubio en este caso) en particular.
Sin embargo estamos inmersos en una sociedad que califica de exitosa a la defensa que logra hacer zafar al imputado sin importar la Justicia ni la Verdad objetiva.
En ese contexto, el avance jurisprudencial siempre será bienvenido.
Y nos invita a debatir, de verdad, qué sociedad queremos.
Qué intereses, qué derechos y qué valores se protegen o defienden cuando se habla de sanción penal y de cárcel, cuando se habla de derechos Animales y de vulneración de esos derechos.
Sólo RUBIO sabrá si llegamos a estar un poco más cerca de esa Justicia humana que muchos anhelamos y por la que muchos trabajamos.
Pero sé que si algo le quedó claro es que jamás dudamos, jamás cedimos, y jamás dejamos de mirarlo a los ojos, nunca dejamos de ver su alma.
Nunca dejamos de buscar #JusticiaPorRubio
No es fácil decidir denunciar en una sociedad como la que hemos construido; menos fácil decidir denunciar en una situación como la que hoy tenemos frente a nosotros: denunciar “por un perro”. En tiempos en que a todos les enternece el cachorrito y les da lástima el perrito atado pero reclaman que el que está ajeno denuncie porque “somos vecinos”, “porque son mala gente”, “porque trabaja conmigo”, hubo personas Humanas que se jugaron para que Rubio aún guarde la esperanza de conseguir desde arriba un paso más hacia la Justicia para El y los suyos, que todavía no entendemos que son también “los nuestros”.
Alguien denunció, muchos prestaron testimonio, hubo gente que lo hizo posible.
Rubio, y Esas Personas Humanas, son quienes merecen ser destacados.
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