Tras el derrumbe de un edificio en Miami, desde la entidad que preside Norberto Beliera advirtieron que “lamentablemente un caso similar se podría repetir en nuestra costa bonaerense, donde tenemos gran cantidad de edificios en las ciudades balnearias que necesitan de una fuerte control del mantenimiento periódico”.
Hay antecedentes que avalan esa posición: un balcón del 8° E del edificio Atica I, en la calle De las Toninas de Pinamar, se derrumbó el 27 de enero de 1992 y murieron cuatro amigos que estaban de vacaciones. Todos iban al mismo colegio y jugaban al rugby en el club San Cirano. En el lugar había otros dos jóvenes que no estaban en ese lugar de la vivienda y salvaron sus vidas. Según se informó en aquel entonces, mientras los turistas dialogaban, la estructura del balcón se separó de la del edificio y cayó al estacionamiento. El impacto de los cuerpos contra el asfalto fue letal para los cuatro.
El 5 de enero de 2020 tres balcones de un edificio ubicado sobre la costanera en nuestra ciudad se desmoronaron. Por un milagro no hubo heridos.
No obstante, advierten, en muchos casos “carecen de profesionales debidamente formados para realizar esta tarea, que son los ingenieros civiles y enconstrucciones”.
También denunciaron que se contrata a profesionales de otras ramas legalmente habilitados “pero que carecen de la formación necesaria en ingeniería estructural para realizar el control de las tareas de mantenimiento, por lo que se trata de un área que debería reservarse exclusivamente a los ingenieros expertos en la materia”.
Por último, desde le CIPBA se lamentaron frente a siniestros como el que ocurrió en Miami, por “la proliferación” de “opinólogos” en medios de comunicación, “que brindan versiones carentes de todo sustento y “sin conocer nada”, por lo que “lo único que logran es sembrar mas confusión entre la gente”.