El Padre Eduardo Torre resaltó la dicha que el Don de la Vida debe causar en nosotros. Celebrar con regocijo el regalo que Dios nos ha hecho, valorarlo y atesorarlo.
Nueve futuras mamás con sus bebés se han acercado con fe a recibir esa bendición especial de sus pancitas. Un acercamiento a Jesús que las entrega en silencio a su cruz con sus mayores temores, pesares, ansiedades y expectativas. Una mirada de cada una de ellas elevandose a nuestra imagen de María en el altar como implorandoles íntimamente, esa virtud de Madre Ejemplar, de Madre de Fortaleza y Ternura que tanto necesitan.