Claudia contó como su marido explicó que la tormenta hizo volcar el barco. A las dos horas de estar en el agua encontró la balsa y logró cortar la soga que la unía al San Jorge I con un cuchillo que halló en la bolsa de emergencia. Tiempo después vio a uno de los compañeros y logró subirlo a la balsa. En la oscuridad y ante un mar bravo escuchaban los gritos de los demás marineros, dado que la única luz que tenían era la de los relámpagos. Poco después lograron dar con el tercer marinero a quien rescataron con muchas dificultades.
Hasta las seis y media de la mañana, momento en que los recuperó un barco que estaba en alerta, estuvieron en la balsa. Claudia denunció que “nos cuestionamos como Prefectura con tanta tecnología no supo antes del incidente”.
Horas después se produjo otra tormenta que, de haber estado en la balsa, les hubiera costado irremediablemente la vida.