Silvia Kochen, coordinadora de la Red Cannabis del CONICET, afirmó que “la gente utiliza productos artesanales que en general están bien preparados”. Mientras que desde el CONICET y la Universidad estamos en stand by, refiriendose a la investigación sobre los beneficios del cannabis medicinal.
En cuanto a la legalidad del uso medicinal, la investigadora sostuvo que quedó paralizada con la pandemia, y que aguardan que el Ministerio de Salud promueva la modificación de la ley actual. El objetivo es que la gente pueda acceder de manera menos onerosa al aceite de cannabis, ya que por el momento se importa de Estados Unidos y Canadá.
En Villa Gesell, el caso de la niña Josefina Vilumbrales , dejó al descubierto las dificultades de la importación del aceite de cannabis, asi como también la falta de respuesta por parte del estado y las trabas burocráticas que ponen las obras sociales obligadas a preveer del aceite medicinal. Laura Alasi la madre de la menor hay expuesto muchas veces las distintas luchas entabladas para mantener la calidad de vida de su hija, que pasó de tener 600 convulsiones diaria a casi ninguna con la ayuda del cannabis medicinal.
El CONICET está autorizado a realizar controles de calidad, para quienes están cultivando. Falta que el Estado regule las garantías de calidad tanto para el que cultiva como para el que consume y que el investigadores puedan avanzar las pruebas con el cannabis.
Las dificultades de importación de los aceites autorizados se podría subsanar con una nueva regulación del cultivo de la planta. Ya que la producción local y artesanal es de muy buena calidad. "no hay dosis letal de cannabis, cosa que pasa con los analgésicos de venta libre que se compra en el kiosco”.afirmó la investigadora.