Oriundo de la zona oeste del Gran Buenos Aires, Figurski, a quien todos conocen como “Waly”, es guardavidas y lleva 33 años dedicados a esta profesión en Villa Gesell. Actualmente, se desempeña como jefe de zona. Durante el verano se traslada al municipio costero, mientras que fuera de temporada dirige una pileta de natación en Merlo. Allí también entrena a nadadores y trabaja en su propia preparación física, mezclando el entrenamiento en pileta con prácticas en aguas abiertas. Padre de cuatro hijos, mantiene un vínculo profundo con el agua desde los ocho años, cuando comenzó a nadar en su barrio natal.
En el verano de 2005, “Waly” realizó por primera vez esta travesía entre el Faro Querandí y el muelle de Villa Gesell, uniendo dos emblemas de la región. Su motivación era puramente deportiva: “Quería ir un poco más allá de lo que otros habían hecho”, recuerda.
En ese entonces, varios nadadores se habían animado a cubrir los 18 kilómetros entre los muelles de Pinamar y Gesell, pero él decidió elevar la vara. “Pensé en unir todo el casco de Gesell desde el Faro, hacerlo más largo y significativo”. No había precedentes para este recorrido, según afirma.
Este verano, “Waly” decidió revivir aquella gesta, pero con una motivación diferente. Su esposa, también guardavidas, falleció hace siete años por problemas de salud, y otro colega cercano, Marcelo Ojeda, conocido como “Negro” y declarado ciudadano ilustre de Villa Gesell, murió en mayo del 2024. Ambos marcaron su vida profesional y personal, y esta vez quiere honrarlos con cada brazada. “Es un homenaje, más allá de lo deportivo”, explica.
La preparación comenzó hace un año, con entrenamientos que combinan pileta y mar. En Villa Gesell se instaló el 10 de noviembre último, y desde el 21 de diciembre se concentra exclusivamente en nadar en aguas abiertas. “Trabajo con ciclos de carga y descarga: aumento la intensidad durante varios días y luego bajo el volumen para que el cuerpo se recupere. Es fundamental llegar en el mejor estado posible”, detalla, luego de haber finalizado una práctica de 11 kilómetros de nado.
Durante la travesía, será seguido por una moto de agua equipada con comida e hidratación. Comerá y beberá cada una hora y media aproximadamente, sin tocar la embarcación. Un equipo de apoyo compuesto por un médico y compañeros guardavidas estará a cargo del monitoreo. Como parte del protocolo de seguridad, además, un vehículo acompañará el recorrido por la arena con elementos de primeros auxilios. Se prevé que el trayecto dure entre siete y nueve horas. La acción comenzará al mediodía.
El clima es un factor determinante para la realización de esta experiencia. “Necesito que haya corrientes favorables y viento sur. Por ahora estoy esperando que se den las condiciones ideales. Tengo una ventana entre el 26 de enero y el 4 de febrero, pero puede extenderse un poco más si es necesario”, explica “Waly”.