Era la inauguración del nuevo local del Consejo de Partido, además de conmemorarse el 62 aniversario del fallecimiento de Eva Duarte de Perón. Pero había algo más, que creó más expectativas que esas dos cuestiones: Era la llegada de Erneta a Villa Gesell y si Barrera concurrirá a la inauguración de “la nueva casa” del partido que lo llevo a la intendencia.
El arribo del presidente del PJ local se esperaba, para-tal vez- escuchar de su boca la declaración oficial de la interna con el hijo del supermercadista, máxime los acontecimientos de la última semana, donde varios funcionarios “ernetistas” fueron desplazados por el nuevo intendente. Pero no. Por lo menos no en público.
Alrededor de las 18 horas el nuevo local partidario- de boulevard y 120- estaba lleno. Estaba Jorge Rodríguez Erneta, sus allegados de siempre y militantes que esperaban escuchar sus palabras. Pero había alguien más. Y ese alguien no fue solo. Después de muchas especulaciones durante la semana, se confirmó: Gustavo Barrera se hizo presente en la unidad básica. Y llevó amigos. El intendente llegó acompañado de un grupo de militantes de la línea política “Campora” y del Sindicato de Choferes de Camiones. Si, como lo leen, Barrera se hizo presente en la sede del PJ local, acompañado de un grupo de 20 militantes peronistas, que no comulgan con Jorge Rodriguez Erneta. Bien alejado de los oradores-que fueron Erneta y Llompart- Barrera y su gente se quedó, ante la atenta mirada de “ernetistas” que esta última semana lo han tratado de “traidor”.
Erneta comenzó a hablar, con un discurso muy ambiguo. Los presentes esperabas escuchar a su líder político dar fuertes críticas a lo ocurrido en nuestro distrito, pero no pasó. Ni siquiera un “palito” que incomodara a Barrera. Erneta eligió la ninguneada. No lo nombro en todo el discurso. No le cedió la palabra. Nada. Parecía que “El Flaco” Barrera no existe para quien le dio el mandato hace solo cuatro meses atrás.
Como si el cuadro de situación no era ya lo bastante particular, ocurrió algo inesperado. Se cortó la luz en pleno discurso del doctor. Erneta, que si algo le sobra-además de plata- es carisma, siguió adelante con el acto como si nada hubiese pasado. Un militante desde el fondo gritó “doctor la luz la cortaron apropósito con un alicate”, algo que hizo que las miradas giren todas hacia “la gente de Barrera”. Unas grescas menores, de palabras y aisladas. Nada, para lo que podría haber sido. Una vez terminados los discursos-y todavía sin luz- Erneta recibió el aplauso del salón entero, saludo a Barrera, casi de compromiso y salió a la puerta de la nueva sede del PJ local.
El intendente municipal, Gustavo Barrera, junto a su gente (repito por si no quedó claro) militantes de La Campora y del Sindicato de Choferes de Camiones, pegaron media vuelta y se fueron, sintiendo de alguna manera que le coparon la parada a Erneta, sobre todo jugando de visitantes.
Por su parte, los “ernetistas” quedaron con una sensación extraña. Por un lado vieron a Barrera ir con su gente, que nada tienen que ver con ellos, en un claro mensaje de donde está parado. Pero por el otro no sintieron a su líder (Erneta) declarar la guerra. No rompió. No le pegó en el discurso. No defendió a los compañeros removidos de sus cargos dentro del municipio. No dijo nada; por lo menos en público.
Antes de irse, Erneta habló sobre Barrera con el portal Sector Informativo, al que le dijo que “no coincido con cosas, pero no opino porque es un tema más profundo y más interno. No voy a hacer comentarios públicos, lo voy a hacer con los compañeros en la sede del partido".
Barrera, por su parte, le confió a uno de sus nuevos allegados que él no va a romper. “Si quieren, que rompan ellos”; habría asegurado el hijo del supermercadista, con un tono desafiante.
Asi las cosas, se escribió un nuevo capítulo de la interna peronista geselina. La que nadie quiere confirmar, pero la que todos ya están jugando.