Hechos y circunstancias que exceden las fronteras de Villa Gesell han marcado y acentuado la tendencia de la tecnología como herramienta periodística capaz de multiplicar y publicar imágenes en cuestión de segundos. La producción y distribución de la información fuera de los circuitos periodísticos tradicionales tuvo en el último año quizás el punto más alto que sirve para el análisis general. Los teléfonos móviles reflejan a través de los sitios personales de internet textos, fotos y hasta videos con una inmediatez llamativa.

 

Así los periodistas contamos con una herramienta más para nuestra tarea, aunque no siempre el que las utiliza es el periodista, sino que en ocasiones llegan a través de las propias víctimas. Los medios generamos opinión pública, pero también modelos de comunicación.

 

Los periodistas tenemos la obligación de cuidar al máximo el lenguaje ya que la prensa es modelo de la sociedad en la que vivimos. La opción, sin embargo, ésta disponible: el creciente desarrollo de cadenas informativas que permitirían contrapesar aquellos enfoques. Claro que esto implica otras limitaciones para el periodismo. Si esto es un problema para un análisis periodístico objetivo, lo es menos el desafío que representa, en un plano más general, el auge y la proliferación de sitios de internet con noticias e imágenes inéditas, sistematizados ya sea por periodistas y editores amateurs como por operadores de la realidad u oportunistas anónimos. Desechar esta clase de información, a la que se puede acceder rápidamente y organizadamente por medio de los buscadores de internet, equivaldría a desperdiciar fuentes que pueden ser valiosas. Pero aceptar todo lo que ofrece la red en materia informativa agravaría un problema que viene de arrastre: la pérdida de credibilidad que supone para muchos medios la búsqueda de impacto a cualquier precio. Aquí el desafío tiene que ver con otros valores.

 

En el mundo on-line, los usuarios tienen un efecto directo sobre las noticias. El desafío que internet significa para los medios, la revolución que ha causado en las redacciones periodísticas y la evolución de este fenómeno servirán de base para lograr la tan ansiada excelencia.

 

Este debate recién está tomando cuerpo. Pero así como no hay que sobreestimar el fenómeno de facebook – twitter, tampoco hay que subestimarlo.

 

Las necesidades del publico también se van transformando, y con ellas, la urgencia de adaptarse. Más allá de esta circunstancia, está claro que a mayor tecnología se necesitará más y mejor periodismo. No lo contrario.