Por: Jorgelina Mena
Esta playa dentro de la playa está organizada por una Asociación llamada Apanna, cuyo coordinador es Hernán Buono.
Tanto Hernán como los nudistas más antiguos de la playa recomiendan pasar por la experiencia de despojarse de la malla para sentir una sensación de libertad muy especial.
"Es un viaje de ida", asegura el abogado que no puede evitar contar el placer que le genera sentirse parte de la naturaleza. "Es indescriptible lo que siento cuando vivo la playa sin nada de ropa", confiesa el hombre que durante el año tiene que usar traje,camisa y zapatos de vestir.
Este año hay un espíritu especial en la playa ya que se cumplen 10 años desde que la armaron por primera vez. "Todos los años hacemos más o menos lo mismo,venimos a mediados de diciembre y nos trasladamos con todos los materiales para ponerla a punto", cuenta Hernán.
Este verano innovaron en diseño y además del color esmeralda usado para pintar todo lo que es madera, agregaron el amarillo. Como hubo muchos voluntarios para el armado esta vez tardaron solo tres días para cercarla, pintar la casilla del guardavidas y poner toda la cartelería correspondiente.
El referente de Apanna hace énfasis en que la playa es familiar y el desnudo es optativo. Para poder acceder se debe entrar por la playa por la 47 o desde la Ruta 11 donde está la parrilla Querandi, hasta la conocida Arenera Galati que brinda un espacio par estacionar para luego hacer un recorrido de unos 200 metros aproximadamente hasta el "paraiso".
A los nuevos visitantes les entregan un folleto con el código de convivencia para el Nudismo naturista y a partir de ese momento todo transcurre con naturalidad. "LLega gente de todos lados, de otras localidades de la costa y hasta extranjeros, todos quedan maravillados con la playa de Mar Azul.
En la Costa Atlántica es la segunda playa nudista, la otra queda en Miramar y no es tan bella como esta, según dicen los que conocen a ambas.
La playa no es privada y está expuesta a miradas y visitas de curiosos, los mismos nudistas se encargan de imponer el respeto y la privacidad que buscan. Muchas veces pasa el camión que hace la excursión al Faro Querandí y todo el pasaje mira sin disimulo y preparan cámaras como si se tratase de una atracción turística.
La Querandí es un espacio alternativo para quienes disfrutan de un estilo de vida especial y por que no, para los que desean experimentar el nudismo alguna vez.
"Cuando te inicias, el momento de la duda y de la vergüenza por suerte tienen un rápido final, es pasar ese límite... y después, la libertad", festeja Hernán.
